MORALEJA: no todo el que te echa mierda es tu enemigo ni todo el que te saca de ella es tu amigo.



Cuentan que una vez un pajarito iba volando pero hacía tanto pero tanto frío que se le congelaron las alas y cayó al suelo. Paso una vaca lo miro de mala gana y le tiro un plasta encima, en medio del estiércol caliente el pajarito fue recuperando el calor y empezó a cantar. Entonces paso un gato lo vio, lo saco, lo limpio y se lo comió.



Aura Jarquín, antropóloga política y columnista de VOCES Diario Digital.

Aura Jarquín*

Como soy tan distraída, en este contexto de exacerbado nacionalismo ya no distingo quiénes son los amigos y los enemigos de la Constitución de El Salvador. Pero vaya que me sorprende este contradictorio nacionalismo que circula a toda velocidad en las redes sociales, medios de comunicación tradicionales y en las calles salvadoreñas.

Por un lado, están los aficionados que visten con orgullo de azul aunque sólo se sientan salvadoreños en el estadio y los jugadores de la SELECTA que sólo bajaron 12 puntos en el ranking de la FIFA pero que ahora están seriamente ofendidos y se sienten traicionados por la renuncia del director técnico uruguayo que pone en peligro el nombre de El Salvador durante las eliminatorias para el Mundial Brasil 2014.

De esta renuncia culpan al uruguayo de ser intolerante a las críticas periodísticas y de marcharse sin un beso de despedida. Pero contradictoriamente, a quien han despellejado vivo es al paisano Jaime ‘la Chelona’ Rodríguez por su ambición de presidir la FESFUT y a su compañero mundialista en España 82, Norberto “el Pajarito” Huezo por el desafortunado o mal intencionado comentario que en su programa deportivo desato la tensión y amarro navajas entre los primeros los dos.

A pesar de que han transcurrido 2 décadas desde que El Salvador fue masacrado a goles en un Mundial, el anhelo de regresar mantiene viva la esperanza de la afición que refuerzan lazos fraternos frente a cualquier televisor y unas heladas de Industrias La Constancia como patrocinador oficial aunque sus propietarios sean sudafricanos.

Como sea los corazones y billeteras de los salvadoreños se juntan para ver las peripecias de un grupo de jóvenes que la mayoría de veces “juega como nunca y pierde como siempre”. Porque si algo representa muy bien nuestro fútbol salvadoreño es nuestra incapacidad como nación para trabajar en equipo por un objetivo común que beneficie desde nuestros principios a las mayorías, de reconocer al otro como adversario y no enemigo, de jugar entre las reglas establecidas, de dialogar por el consenso, respetar el disenso, aprender a perder y recordar las batallas pérdidas para no repetirlas.

Retomando los patrocinadores, como solo el que tiene poder nombra, recordaran que fue el Grupo Callejas propietario de los supermercados Selectos el que bautizo al equipo nacional de futbol como: ‘LA SELECTA’ y ahora promociona una campaña publicitaria “Estamos orgullosos de ser salvadoreños” igual de nacionalista que “Hablemos bien de El Salvador” de Tony Saca y la del Banco AgrícolaYo quiero a mi gente, yo quiero a mi país, yo quiero a El Salvador”.

No dudo que sea la misma agencia publicitaria que maneje las tres cuentas porque hay objetivos comunes: en la continuidad del libre mercado, de la publicidad engañosa, de la evasión de impuestos, usura y de una gestión presidencial cuya mejor obra de infraestructura fue una mansión valorada en 17 millones de dólares.

No sé si esos mensajes son tan poderosos subliminalmente que contribuyeron a la tregua entre pandillas y hasta convencieron de vestir de blanco a un grupo de jóvenes donde algunos aspiran relevar viejos mandos partidarios y a mi parecer hasta desconocen cuando tomaron conciencia de la importancia del cumplimiento de la Constitución y del respeto al estado de derecho en un país donde reina una monarquía nepotista y donde siempre ha prevalecido el irrespeto a las leyes y a la impunidad.

No obstante, los ‘vichos’ siguen aglutinándose en diferentes causas y jerarquizándose al repartir funciones entre ellos para que al final sólo los más frágiles e ingenuos, que en mi opinión están ahí buscando contactos para conseguir trabajo, sean utilizados como carne de cañón para enfrentar en dos años al puño de hierro del movimiento social de la izquierda si no estuviera dispuesta a aceptar desfavorables resultados electorales, así como ahora desacata por inconveniencia partidaria las sentencias de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Una hábil estrategia de la industria y el empresariado aglutinados en los 8 sectores del partido Alianza Republicana Nacionalista ARENA. Porque el principio del nacionalismo es operativo y se propone estandarizar cultura, homogenizar identidad, desconocer la alteridad, negar la diversidad e imponer una cultura dominante de consumo e irrespeto a los derechos humanos frente a las libertades del mercado con el apoyo de un tanques de pensamiento que propague la cultura en cuestión y bendiga la legitimidad de los perímetros políticos.

“Los maniquíes se vestirán de blanco” dice un tuit de Medio Lleno, cuyo director es hijo de uno de los fundadores del Partido ARENA y sobrino del ex candidato a la presidencia Rodrigo Ávila que al perder las elecciones condeno al destierro a don Tony y que ahora suman fuerzas de derecha e izquierdas excluidas para destronar a la izquierda ortodoxa como adversario común.

Nadie sabe para quien trabaja y creo que la idea de vestir de blanco maniquíes fue tan atractiva para los jóvenes que no le preguntaron a los dueños de los almacenes quienes eran los verdaderos maniquíes, o si a ellos se les permitirá pensar, opinar y proponer ahora que los necesitan y más aún, cuando vuelvan a ser gobierno y como oposición, les estorben.

Ser parte de la moda de movimientos internacionales como INDIGNADOS o YOSOY132 también es parte de una necesidad social de crear identidades colectivas como la de las pandillas, por ejemplo, que les den sentido de pertenencia a los integrantes que son víctimas de la misma tecnología que los une pero los separa de sus parientes más cercanos y alejados a causa de la flexibilidad laboral que ha creado compartimentos estancos familiares cada vez más altos. Contrario al ‘babyboom’ que derivo en los movimientos sociales de los años 60 y 70, pero con la misma bandera y probablemente, los mismos resultados.

De igual forma, estos movimientos ‘guanaquizados’ con ideales incuestionables reúnen a jóvenes electores con viejos zorros que cargan diferentes historiales y les conviene “orientar” a muchachos que aún no entienden que ese apoyo no significa que estén trabajando por la misma causa. Al final del día quienes quieren renovarse generacionalmente terminarán llevando mucha agua para su propio molino y los niños volverán a vestirse de color mañana para continuar con la “conveniente” polarización política y económica.

Hoy todos quieren a El Salvador y defiende la constitución, como debe ser. Si no nos gusta o la consideramos obsoleta porque tiene principios excluyentes o porque les da a los partidos políticos supra poderes para ser juez y parte en sus propias elecciones y les permite escoger a todos los funcionarios de segundo grado mediante componendas, entonces luchemos por cambiarla a través de mecanismos institucionales que ofrece el mismo régimen democrático para crear una auténtica ley de partidos que los despoje de tanto poder y privilegios. De esta pugna de poderes, la democracia debería salir fortalecida con nuevos agentes de cambio que releven a los que siguen moviendo hilos y que vayan transformando la cultura política de los salvadoreños que no se cuentan entre los países más nacionalistas.

De hecho, hoy muchos se visten de blanco para “manifestar pureza” como dijo uno de sus convocantes que espero no sea neonazi y para “defender la institucionalidad”. Aunque algunos dirigentes de la iniciativa aseguran estar asqueados de los partidos políticos olvidando que también son parte de la institucionalidad. Y sobre todo, que ahí trabajan los papitos de muchos de estos niños de bien para darles de tragar y mandarlos de viaje tan seguido como van los morenitos a repartir currículos, distinguiéndose ahora porque vestirán un blanco más curtido y a quienes no me queda más que recordarles la moraleja del pajarito.

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